TEMORES DE UN DIABLO

El cantante Jim Morrison junto a su novia Pamela Courson posando para la prensa



CERBERO Y EL HADA

El hada posó su abrazo
como riendas de luz
de una sedosa mañana.

Cerbero, enternecido,
hinchó su lomo
con paz y estrellas,
mientras ligaba sus latidos
con el compás blanco
del pecho de su advenediza ama.

La joven,
cómplice del amanecer,
miró a los presos
moribundos de Hades.

Ellos desde los adentros,
al ver la estela sometida
del can en el umbral
del Reino de la Muerte,
corrieron hacia el sol
rasgando la tiniebla arácnida
que capturó sus vidas
dentro de oscuros pozos de nieve.

El último amante libre
se detuvo para admirar el candor
de aquel perro jubiloso,
ya sin su hada, solitario
pero con una blonda
de camelias y avellanas
colgando de su cuello pardo de toro.

La Edad Media fue una época donde reinaba el ocultismo y el respeto religioso exacerbado. Por tanto, el miedo popular a los espíritus diabólicos estaba muy latente. 

Para lograr ahuyentar a las entidades malignas, los hogareños colocaban en las puertas de la calle aldabas (también conocidas como llamadores) de figuras amenazantes como leones, gárgolas o monstruos mitológicos. De esta forma creían que los fantasmas que acecharan sus casas se espantarían al ver colgados en los portales estos temibles personajes.

Aldaba antigua de un portón de castillo medieval con forma de cabeza de león

Jim Morrison junto a su banda "The doors" cantando en directo el tema "Break on through to the other side" (1970)








 

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