TEMORES DE UN DIABLO
El cantante Jim Morrison junto a su novia Pamela Courson posando para la prensa CERBERO Y EL HADA El hada posó su abrazo como riendas de luz de una sedosa mañana. Cerbero, enternecido, hinchó su lomo con paz y estrellas, mientras ligaba sus latidos con el compás blanco del pecho de su advenediza ama. La joven, cómplice del amanecer, miró a los presos moribundos de Hades. Ellos desde los adentros, al ver la estela sometida del can en el umbral del Reino de la Muerte, corrieron hacia el sol rasgando la tiniebla arácnida que capturó sus vidas dentro de oscuros pozos de nieve. El último amante libre se detuvo para admirar el candor de aquel perro jubiloso, ya sin su hada, solitario pero con una blonda de camelias y avellanas colgando de su cuello pardo de toro. La Edad Media fue una época donde reinaba el ocultismo y el respeto religioso exacerbado. Por tanto, el miedo popular a los espíritus diabólicos estaba muy latente. Para lograr ahuyentar a las entidades malignas, los hogareños col